Memoria de Songs for Limón, Songs for Colón

Cuando fui invitada a participar en la X Bienal Centroamericana, me dijo la curadora (Tamara Díaz Bringas)  que en particular la interesaba mi relación con el caribe  panameño y el trabajo que realicé en 2015, Panamá CaribePara esa pieza, en la que quería enaltecer la cultura colonense en vísperas de la renovación (o gentrificación) de la ciudad, trabajé con diversos grupos culturales de Colón pero me hizo falta el calypso.Todos me contaban que sería complicado incluir el calypso en la pieza ya que quedaban pocos calypsonians, que muchos estaban enfermos o ya habían fallecido. En 2015, caminando con un colega por la Ave. Central de Colón nos topamos a Ringing Bell, quien me cantó un pedacito de su canción Love is Beautiful y me confirmó que efectivamente su banjo man estaba enfermo, por lo que no podría presentarse en mi pieza. Gracias a Panamá Caribe me fui enterando que el calypso en Panamá estaba en peligro de extinción, a pesar de haber llegado a tener los mejores exponentes en todo el caribe en sus buenos tiempos. Así que decidí empezar por ahí.

La Bienal tendría sede en Limón, Costa Rica, donde el calypso ha tenido un resurgimiento en los últimos años con festivales anuales y bandas nuevas jóvenes dedicadas a revivir este género musical encantador. Fui descubriendo que Limón y Colón tienen historias similares aunque en proporciones distintas – la bananera y el Canal – y también un creciente interés económico de parte de las capitales de Panamá y Costa Rica que durante décadas tenían a estas provincias caribeñas prácticamente en el olvido. Siempre me pregunto: ¿Qué le pasará a los habitantes y a la cultura de estas ciudades una vez llegue el supuesto desarrollo y bonanza? Las canciones de calypso cuentan la historia real del día a día en áreas urbanas y suburbanas: las dificultadas económicas, celebraciones y ceremonias, romances, desamores y temas políticos del momento. Es revelador que muchas canciones de los años 50, 60 y 70 siguen siendo relevantes hoy. Con un medio que celebra la vida y a la vez la cuenta como es, me propuse crear un puente musical solidario entre ambas ciudades y así nació Songs for Limón, Songs for Colón.

Diseñé una rocola que tocaría una lista de calypsos dedicados a la ciudad de Limón y a la ciudad de Colón. Las 74 dedicatorias las conseguí a través de conversaciones con músicos, musicólogos e individuos amantes del género y de estas ciudades que están viviendo grandes cambios. Empecé con pocas expectativas, pues la percepción inicial era que el calypso en Panamá está por desaparecer. Unos meses después me encontré con que aún hay ganas y esperanza de un rescate del género en Panamá.

A principios de mayo viajé a Puerto Limón con mi amiga Dominique a conocer de primera mano el contexto. Recién se había quemado el famoso Black Star Line y fuimos a apoyar un concierto de recaudación de fondos que organizaba la comunidad en el mes de mayo, 2016. Edgar León nos llevó a pasear por la ciudad y nos introdujo a todo y todos, en particular el Pasaje Cristal – un edificio patrimonial perteneciente a Abraham Goldgewicht (amante de la cultura y vida limonense) del cual nos enamoramos completamente. El espacio estaba lleno de chécheres super rescatables, sólo habitado parcialmente por los pintores locales, quienes lo utilizan como taller y para dar clases de pintura. Dominique empezó a soñar con limpiar y activar el espacio como punto de encuentro social. Ese sueño se convirtió en el Horizonte Rocola y el hogar para Songs for Limón, Songs for Colón durante la duración de la Bienal y un poco más – una activación colectiva liderada por varios que nos hicimos llamar Islas Resonantes. Se realizaron talleres, conciertos, mesas de radio y varios días y noches amenos de socialización.

Empecé mi campaña de recolección de dedicatorias. Conté con la colaboración de varias personas generosas con su tiempo e historias. Primero, Carmela Gobern del Panama Cyber News compartió mi llamado para dedicatorias  con su lista de lectores. Recibí varias canciones por redes sociales, e-mail y conversaciones telefónicas con familiares y amigos. De Costa Rica recibí varias canciones de Manuel Monestel (compositor e investigador costarricense de la música popular, especialmente aquella relacionada con la diáspora africana y la herencia afrocaribeña) y de Ramón Morales (antropólogo, líder de la banda Leche de Coco Calypso).

En Panamá me enfoqué en realizar varias entrevistas. Anghelo Taylor me compartió algunos de sus contactos que él había logrado durante la investigación y realización de su película en proceso titulada “Calypsonians” y poco a poco fui encontrando a personas claves:

  • Mario García Hudson, de la Biblioteca Nacional, me concedió la primera entrevista en la que me dio guías de quiénes podrían ser mis aliados en este proyecto. También me contó de sus propias investigaciones sobre el género musical – las más recientes están por ser publicadas, por lo que no las pudo compartir conmigo.
  • Viajé a Colón para entrevistar a Ringing Bell. El llegó con el mismo aire fresco de la primera vez que lo conocí, con Converse rosadas en bicicleta, saludando a sus viejos amigos por la acera. Después de contarme la historia de su vida le compré dos CDs de su música y me dijo cuáles canciones incluir en la rocola. Debo admitir que sus letras originales son de mis piezas favoritas en la colección, como lo es “Panamá Tiene que Progresar” – aquí lo pueden ver cantando con el Grupo Amistad, dirigido por Leslie George.
  • A Idania Downman, la Lady del Jazz, la entrevisté en el Hotel Panamá. Ella me contó lo que fue crecer como hija de Lord Byron – de su personalidad encantadora, lo cual lo hizo un gran suceso y “entertainer” de su época. Su padre le enseñó a componer calypsos como “Come and Jump in my Line”, la cual cantó junto a Los Beachers en la fiesta a beneficio de la X Bienal Centroamericana.
  • El Profesor Gerardo Maloney tiene años de experiencia investigando el calypso en Panamá. Con él hablamos largo y tendido sobre la historia y la participación femenina (mencionó a Lady Trixie y a Violeta Green como las principales cantantes panameñas, quienes lucharon contra las expectativas de la mujer en su época para desempeñar su pasión de cantantes) Aprovechamos para hacer un especial sobre calypso en su programa de radio que estuvo lindo. Aquí les dejo un trozo del documental que hizo el Prof. Maloney en los ochentas
  • Leslie George también me contó su experiencia e historia personal. A pesar de sus dificultades de salud, se tomó el tiempo de compartir su sabiduría de músico y musicólogo. Su análisis sobre los motivos de la casi desaparición del calypso revelaron una mezcla de las opiniones que otras personas me habían dado: la popularización de las discotecas móviles y la consiguiente disminución de interés en contratar grandes bandas para montar una fiesta; el surgimiento del regué como nuevo medio de expresión de la juventud; y también el cansancio de los exponentes de calypso, quienes tenían dificultades para hacer dinero en el día a día, mientras la industria musical se aprovechaba constantemente de sus talentos, sin darles el retorno financiero que merecían. Para él fue una decisión clara la de darle continuidad al género al ponerla en práctica con su Grupo Amistad. Aquí salen en un clip que fue usado para la creación de una  película de Fernando Muñoz sobre el calypso en Panamá, que salió premiada en Cuba “Una noche de calypso” – en Festival de Cine de La Habana

Y bien, poco a poco, al ir descubriendo que varias personas están sintiendo el impulso de rescatar el calypso, me encontré con otras iniciativas que me dieron grandes esperanzas:

  • Un buen día recibí una llamada de Carlos Garnett invitándome a conocer a su nueva banda The Digger Descendants Calypso Band, que se reunían todos los fines de semana junto a la antigua Johnny B en Río Abajo. Ya García Hudson me había hablado de un grupo de señores que se reunían a tocar los sábados, pero no me quedaba claro dónde ni cuándo. Con la llamada de Carlos se resolvió el misterio y un sábado por la tarde, efectivamente me encontré a un grupo de señores entre 50 y 78 años (Garnett es el mayor y el director), cantando clásicos y también algunas canciones nuevas que Carlos compone. Ahora practican en un estudio de grabación y empiezan a tocar en público, coordinado por el Prof. Stanley Boxill (miembro de la banda).  Aquí les comparto un video de su ensayo
  • También conocí a Billy Herron, músico y promotor de música tradicional panameña, quien se ha embarcado en una misión de rescatar los ritmos del Caribe.  Está trabajando con Los Beachers grabando nuevos discos, organizando más conciertos y recientemente creó un nuevo espacio dentro del Panama Jazz Festival, el Global Stage, escenario donde artistas con propuestas musicales creativas de impacto cultural y educativo tienen la oportunidad de mostrar y desarrollar sus creaciones.

No pude entrevistar a estas personas personalmente, pero vale la pena mencionarlos:

  • Samuel Archer & The Caribbean Sweet Band. Mr. Archer lastimosamente falleció recientemente. En los últimos años pusieron a la juventud a bailar repetidas veces en El Sótano y en el Teatro Amador, recordándonos la riqueza de nuestra música caribeña.
  • La Escuelita del Ritmo en Portobelo, dirigida por Rui Paula Fernandes Dinis. Aunque la escuela se ha enfocado siempre en los ritmos congos (por motivos geográficos e históricos obvios), han ido ampliando su repertorio para incluir otros ritmos latinos, y tienen un gran interés en crear un programa de calypso. Esto sí que le daría la posibilidad al surgimiento de una nueva generación de calypsonians. ¡Ojalá que así sea!